LOS 5000 DEDOS DEL DOCTOR T.De ROY ROWLAND

Es… ¡una película para niños! Señores, yo les explico de donde vienen esas cantidades ingentes de dedos, que no dan miedo ni sangran, hombre. ¡Ah! Y si tienen hijos pequeños, ya pueden bajarse por el Emule la película de la que vamos a hablar, háganlo por ellos, se lo merecen.
Bart Collins es un chavalín simpático y la mar de gracioso, pero ahora está triste porque el profesor de piano y su madre le han regañado por no practicar suficiente con el instrumento. Y no tienen razón esos dos adultos sin corazón, el pobre Bartholomeu hace lo que puede, quizás sea que esto del piano no sea lo suyo.
Bien, ahora el crío se ha quedado dormido entre lágrimas de frustración, acongojado por el trato severo que recibe de su señora madre viuda y ese baboso del profesor. Y Bart empieza a soñar… y en su sueño imagina que las cosas han cambiado. Ahora corretea por un inmenso castillo donde un maníaco científico obseso del piano, el doctor T, tiene prisioneros a 500 niños. Les ha dejado sin juguetes ni diversión ni juegos, y los ha condenado a vivir atados a un piano gigantesco en el que deben interpretar el concierto más grande jamás oído, un concierto con un solo piano tocado por 500 niños y… ¡5000 dedos!
Bart ha conseguido escapar de su celda, y vaga por el castillo buscando una solución para salvar a los niños y liberar a su propia madre, que ha sido hipnotizada por el villano, que quiere casarse con ella. En su onírica aventura, Bart conocerá a un fontanero que no dudará en ayudarle a salir sano y salvo de la caza y captura que el doctor T ha emprendido para encontrarlo.
Los 5000 dedos del doctor T es una película que deberían ver de forma obligada nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Yo creo que un niño de 5 a 8 años debería morirse de gusto con Los 5000 dedos del doctor T, se trata de un film con niño como protagonista, envuelto en una historia llena de aventuras ambientadas en un mundo fantástico, donde las formas y los colores parecen salidas de la más libre fantasía infantil, y además, no lo olvidemos, es un musical, y los films con canciones consiguen fácilmente, cual flautista de Hamelín, llevarse a los niños al huerto. En todo caso, espectadores de todas las edades que la hemos podido ver, nos conocemos de memoria su fascinante universo, ese castillo habitado por hermanos siameses en patinete, pasillos y catacumbas recónditas, hombres-tambor y pianos de inacabable longitud.
Desgraciadamente, Los 5000 dedos del doctor T duerme el sueño de los olvidos generacionales, y tan solo despierta en algún pase televisivo a horas en que los niños están teniendo sueños como los del pequeño Bart. Una pena, porque en 1953, año de producción del film, la historia del doctor T tuvo su resonancia, incluso el gorrito con una mano extendida en la punta que lucía Bart fue un hit de ventas (en USA, claro, aquí estábamos con Marcelino pan y vino que, digamos, no generó demasiado volumen de ventas).
Repasando los nombres que hicieron posible esta locura, encontramos a su principal factotum, Dr. Seuss (verdadera identidad: Theodor Seuss Geisel), guionista del film y famoso escritor de cuentos infantiles (en su haber apunten e informen a sus chavales: El gato garabato y el mismísmo Grinch, el morrocotudo tipo verde y peludo que no quiere ni oler la Navidad. Dr. Seuss ha vendido en Estados Unidos más de 100 millones de libros).
El film es una obra de Dr. Seuss en movimiento, él mismo diseñó los surrealistas decorados y los artilugios fantásticos que alegran la vista en muchas de las escenas, y viendo la cinta, uno comprueba que, efectivamente, Los 5000 dedos del doctor T es una obra de autor hecha con el corazón y los sueños más profundos de su creador a partes iguales.
El casting lo encabeza por mérito propio el doctor T, interpretado por Hans Conried, en una perfomance desquiciada que mueve a la risa y a cierto (e inocente, sano) miedo; es un malo revolucionado e histriónico, amigo de los gestos ampulosos y las parrafadas mesiánicas. Es un placer verlo campar a sus anchas por el castillo, intentando organizar el concierto más importante de la historia de la humanidad. El pequeño Bart corre a cargo de Tomy Retting, acompañante de la perrita Lassie en la homónima serie televisiva de los cincuenta.
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